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En los días de Samgar hijo de Anat,
en los días de Jael, quedaron abandonados los caminos,
y los que andaban por las sendas se apartaron por senderos torcidos.
Las aldeas quedaron abandonadas en Israel,
habían decaído,
hasta que yo, Débora, me levanté,
me levanté como madre en Israel.

»Cuando escogían nuevos dioses,
la guerra estaba a las puertas;
¿se veía escudo o lanza
entre cuarenta mil en Israel?

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